¿Resignación? ¿Cuento de la lechera? Definitivamente, no. Comparte tus necesidades, y busca cómo cambiar la forma de satisfacerlas.
¿Resignación? ¿Cuento de la lechera? Definitivamente, no. Comparte tus necesidades, y busca cómo cambiar la forma de satisfacerlas.
Este post va de aprender a creer en tí y en tu visión.
Si ya crees en tí, y estás consiguiendo tus sueños, puedes saltártelo.
Hace un par de meses charlando con Javier, un directivo de uno de mis clientes, le conté que me encantaba correr pero que hacía unos cuantos años que ya no lo hacía. La razón fundamental era el desgaste de los cartílagos en ambas rodillas.
Ese desgaste hacía que cuando iba a correr no aguantara más de 10-15 minutos por los dolores que sufría en los tendones a ambos lados de las rodillas.
Las radiografías que me hice en su momento eran evidencias suficientes de que necesitaba buscar otra forma de satisfacer mi pasión por el deporte.
Ya que corría para estar en forma, necesitaba ser consecuente. La salud es lo primero. Por eso dejé de correr.
La consecuencia de esa decisión: desde hace unos años me resigné a no correr, y decidí cambiar las zapatillas de correr por las de la bici de montaña.
Pero claro, saliendo una sola vez en semana no quemaba tantas calorías, y además la bici requiere más horas de entreno para quemar tanto como corriendo. Tengo la opción de nadar pero, me gusta poco. Por ahora.
Aplicando mi mentalidad ingenieril busqué otras variables en la ecuación. En este caso, la alimentación. Como no quería coger peso, aprendí que cambiando mi forma de comer estando atento a la cantidad de carbohidratos que comía, podía mantener el peso a raya.
Las consecuencias de la consecuencia:
- me resigné a no correr por salud,
- sustituí la satisfacción de correr, por el placer de hacer salidas largas en bici,
- descubrí otra forma más sana de comer que me permitía mantener mi peso dentro de unos límites que consideraba aceptables,
- seguí añorando mis ganas de correr.
Haber sublimado las ganas de correr, me había dado otros aprendizajes.
Pero claro, a los que nos gusta innovar no nos gusta mucho abandonar nuestros sueños.
Y cada vez que me encontraba en algún proyecto en mi trabajo con algún corredor, aprovechaba en los descansos para charlar sobre mi “afición perdida”, y dejaba que me pusieran los dientes largos, hablando de sus entrenamientos, y de cómo disfrutaban corriendo.
Hasta que me encontré con Javier y me hablo de una nueva forma de correr. Correr descalzo. Me habló del libro «Nacidos para correr» y de la web www.correrdescalzo.com.
Y lo miré, aunque no llegué a ponerme en marcha. Eso fue hace unos meses. Sin embargo, el gusanillo estaba volviéndome. “Y si funciona. Y si consigo volver a correr”.
“Y si funciona”.
En España solemos escuchar mucho eso de “no te hagas ilusiones”. “Y si sale mal”.
“¿Y si sale bien?”
¿Eurocopa 2008? ¿Mundial 2010?
¿Por qué seguimos mirando básicamente sólo el lado negativo?
En mi opinión porque en nuestra cultura mediterránea nos enseñan a creer que las cosas pueden salir mal, que soñar es creer en “el cuento de la lechera”.
Y no nos enseñan a seguir nuestra pasión. Necesitamos enseñar a nuestro entorno, nuestros clientes, colaboradores, amigos, a creer en nosotros mismos, a creer que podemos conseguir nuestros sueños.
O como dice Ken Robinson, a abrazar el elemento. A abrazar nuestra pasión.
Cuanto más trabajo en proyectos de transformación de empresas, más escucho la cultura del esfuerzo y del sufrimiento. La cultura del “y si sale mal”. La cultura del “no puedo creer en mí”.
Joder, así no vamos a darle la vuelta a la situación actual.
Así no vamos a darle a la gente joven un modelo de autoliderazgo que les ayude a innovar.
O que les ayude a emprender.
Así es muy difícil que la gente, especialmente la gente joven, se atreva a hacer algo nuevo.
Nos han entrenado en la cultura del “empleo para toda la vida”.
Y eso ya no existe.
Hasta en las páginas salmón de los periódicos ya se habla de “Emprendedores y empleo”, no sólo de empleo como hace unos años.
Por suerte, ya hay una generación de gente en España que está haciendo grandes cosas.
Hay una nueva clase de personas que ha creado empresas como Barrabés (Carlos Barrabés), iconos como Pocoyo, eventos como AppFest, consultoras como Volcán Prodigioso, Designit, Secuoyas, Ilios, Domo, The Cocktail, Soulsight, BeUp, …, inKNOWation ;), además de otros muchos profesionales y organizaciones (sorry por no nombrar a todos) que ya creen que estamos en un mundo lleno de oportunidades.
Y estoy seguro de que lo hicieron, hicimos, porque nos atrevimos a convertir nuestro particular “cuento de la lechera” en una realidad.
Esta semana tuiteaba que es una pena que mucha gente tenga que tocar fondo para cambiar.
Sin embargo hay también gente que hizo el cambio hace tiempo. Innovadores y emprendedores que fundaron y/o trabajan en las empresas que acabas de leer, y en otras muchas que están consiguiendo crear un nuevo paradigma.
Y tal vez estés pensando: “¿Y qué tiene que ver eso con lo de correr con lo que has empezado el post?”
Pues, tiene que ver con que esta semana pasada me encontré con otro amigo, Gustavo, que me habló de nuevo de la web de correr descalzos, y me dijo que él también estaba corriendo así ya.
Y claro, dos ya son multitud. ;).
Y me he propuesto volver.
Ayer hice la prueba, y genial. Corrí 25 minutos y las piernas respondieron muy bien. ¡¡Alucinante!!.
Puedo volver a correr para sentirme bien, y de paso mantenerme en forma.
Ya sólo me falta que este nuevo inicio sea sostenible, y cogerle las ganas a nadar. En cuanto lo haga, y mejore mi técnica de natación, podré cumplir mi sueño de hacer una triatlón.
¿Cual es el aprendizaje que he hecho en este proceso y que sigo repitiendo a mis clientes?
No te resignes.
Piensa en lo que quieres. Y persigue tu sueño.
No te limites a quejarte de lo que no te gusta.
Sublima la rabia, y conviértela en una visión que esté alineada con tu pasión. Cuando la tengas clara, ponte en marcha.
Todo lo que hagas es susceptible de darte feedback. Y del feedback puedes aprender.
Como mínimo aprenderás cosas nuevas. Nuevas formas de conseguir tus objetivos. Y si insistes, y compartes tus necesidades con otros, e incluso tus problemas (otra forma de decir necesidad) con la gente que te rodea, puede que encuentres nuevas formas de conseguir tus objetivos.
Persevera, no te resignes.
Ahora en España, en Europa, en el Mundo, parece que hay demasiada gente esperando a que les ayuden. No te quedes esperando.
Define tu visión, luego tus objetivos, piensa con quién puedes contar, o con quien querrías contar y atrévete a empezar.
No esperes a tener todos los recursos necesarios para empezar.
Como dice Paulo Coelho en El Alquimista, “si deseas algo de verdad, el universo entero conspira para que lo consigas”.
Si actúas tienes feedback y aprendes.
Por omisión es muy difícil aprender.
Si te cuesta, revisa tu modelo de auto-liderazgo, cree en tí, y persigue tu sueño.
En primer lugar depende de ti, y de cuanto te creas tu visión; después, de la gente de la que te rodees.
Confía en ti, confía en la gente, confía en el proceso. Y ponte en marcha.
Si no puedes “correr”, ponte a “anda”, o “montar en bici”, pero ponte en marcha hacia tu visión.
Y no te deseo suerte, sino perseverancia.
La suerte es cuando la preparación se encuentra con la oportunidad.
Si avanzas te estarás preparando, y pronto descubrirás que eran las oportunidades las que te estaban esperando a ti.
Just do it!