La P de Protección
La P de Protección
J: ¡Cuando tenga catorce años, montaré en una nave espacial!
R: ¡Alah!, ¿tú solo?
J: ¡No, con un mayor!.
R: Ah, ya decía yo. Es que si no da mucho miedo.
¿Cuantas veces has oído en tu trabajo a un adulto reproduciendo esta conversación, sustituyendo al «mayor» por el jefe?
Aunque nos consideramos personas crecidas, tenemos muchas limitaciones que frenan nuestra inKNOWability.
En demasiadas ocasiones, como no sienta que alguien con más autoridad me proteja, no me atreveré a pensar, proponer y aún menos a hacer según que cosas, no sea que mis pensamientos, afirmaciones o acciones tengan consecuencias que me cambien la vida.
Y menuda historia, mi vida dejaría de ser previsible.
Vivimos atenazados por el miedo, por el mismo miedo que teníamos de niños, sólo que en este caso lo disfrazamos de precaución, prudencia, hipoteca, etc.
Y mientras tanto las oportunidades siguen pasando a nuestro lado sin ser aprovechadas.
Nos falta la primera de las tres P’s necesarias para desarrollar nuestra inKNOWability, la P de PROTECCIÓN.
Lo ideal es que la protección nos la diéramos nosotros mismos, y no necesitáramos de esa protección por parte de nuestro entorno.
En su defecto, la segunda mejor opción sería que nos la ofreciera el entorno, sin embargo, casi siempre, cuando se trata de la organización, lo que ésta nos ofrece es justo lo contrario.
Es más probable que el miedo sea la emoción que domine, y por tanto el talento se esconda.
Como jefe, parece lógico no dejar que la gente se dedique a probar cosas nuevas sin ton ni son. Sin embargo, entre este último pensamiento y la opción más habitual de tener a la gente atemorizada, existe la magnifica oportunidad de crear entornos PROTEGIDOS en los que los miembros del equipo puedan explayarse y generar ideas, proponerlas e incluso, facilitando los medios, y siguiendo los mecanismos acordados, ponerlas en marcha. Sólo es necesario, querer, y establecer el contrato psicológico adecuado entre las partes.